Dos de los problemas más relevantes a los que se enfrenta la Sanidad española son los errores que se producen en la toma de los medicamentos y la falta de adherencia de los pacientes a los tratamientos. El primero suele darse con más frecuencia entre una población envejecida, y el segundo entre los jóvenes y las personas de mayor nivel de estudios, según el informe ‘La participación de los ciudadanos en el cuidado de la salud’ de la Fundación Salud 2000 y la Asociación de Usuarios de la Comunicación. Ambos problemas suelen llevar asociados complicaciones de salud añadidas que pueden ser de gravedad.

En ambas situaciones, el papel del farmacéutico comunitario –como responsable de la dispensación de los medicamentos–, es clave, tal como se recoge en el artículo 1 del Real Decreto Ley 9/2011: “el farmacéutico está obligado a velar por el cumplimiento de las pautas establecidas por el médico responsable del paciente en la prescripción, y cooperará con él en el seguimiento del tratamiento a través de los procedimientos de atención farmacéutica, contribuyendo a asegurar su eficacia y seguridad”.

En este contexto, y dando respuesta a la normativa, se estableció en 2011 el Sistema Personalizado de Dosificación (SPD) como uno de los programas para aportar valor a los pacientes y beneficiar al Sistema Nacional de Salud.

¿Qué es exactamente el SPD?

El SPD es un programa por el cual se sigue un proceso de reacondicionamiento de los medicamentos de un paciente mediante un dispositivo de numerosos compartimentos de un solo uso. De esta forma se asegura la utilización correcta del medicamento por parte del paciente mediante una buena información (labor asistencial del farmacéutico), y una correcta preparación del blíster (labor técnica).

Una de las grandes ventajas del SPD es que es aplicable a todos los fármacos que por sus características físicas y galénicas puedan permanecer en los compartimentos asignados durante el tiempo establecido. Es decir, casi todas las medicinas con dosis sólidas que se ingieren por vía oral (comprimidos, pastillas, grageas, cápsulas o píldoras). No obstante, se desaconseja utilizar este sistema en comprimidos efervescentes, dispersables o sublinguales, en medicamentos higroscópicos o en aquellos que el laboratorio haya advertido que deben mantenerse en su envase original.

El Sistema Personalizado de Dispensación se puede aplicar a cualquier paciente. Pero el farmacéutico es quien mejor puede valorar qué personas se podrían beneficiar más de este servicio. Los enfermos polimedicados son los principales candidatos cuando se trata de SPD, ya que con frecuencia son personas de edad avanzada que pueden confundir los fármacos o que viven solas, pero también lo son quienes están en algún programa terapéutico específico… tal como orienta el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos.

En una palabra

El programa SPD que se ofrece en las farmacias comunitarias es de gran valor para los pacientes porque además de facilitarles la toma correcta de sus medicinas, les ofrece un seguimiento semanal o mensual de su tratamiento. Y lo es también para la Sanidad pública, dado que consigue reducir los errores en la toma de fármacos, evita problemas de intoxicación involuntaria e incrementa la adherencia a los tratamientos, lo que, en definitiva, se traduce en una mejora de la calidad asistencial y de la salud de la población, y una reducción del coste sanitario. Según un estudio publicado por la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria en febrero de 2014[i], la adherencia al tratamiento podría evitar 18.000 muertes prematuras al año y 11.000 millones de coste anual sanitario.

[i] Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria. IV Jornadas de Excelencia en Farmacia Hospitalaria. Madrid, febrero de 2014.
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